Hoy os traigo la tercera entrega de mi serie de entradas sobre los matrimonios en la India. Ya os hablé de Hina y Anika (nombres ficticios), y hoy llega la historia de Neha. Sí, tampoco es su nombre real, aunque es un nombre muy muy común en el país.
Neha tenía unos veintidós o veintitrés años y novio, desde hacía cinco. Sí, se habían conocido en la adolescencia, pero sus padres no sabían nada de su relación clandestina. Así que pronto llegaría el momento de empezar a ver posibles cónyuges.
La pareja, sabiendo lo que se le venía encima, se lio la manta a la cabeza y le contó a sus familias su decisión de casarse. No debería de haber problema, porque ambos procedían de la misma casta y tenían la misma religión, así como un nivel socioeconómico similar.
Las familias se conocieron y les pareció que no era un mal trato. Por supuesto, no les gustaba que hubieran tenido una relación clandestina durante tantos años, pero al menos era una pareja presentable al resto de la familia. Pero había un problema. A algunos familiares de la chica, muy conservadores, no les iba a gustar aquello del matrimonio por amor. ¡Por amor! ¿Hasta dónde vamos a llegar?
Así que la familia más cercana del novio, así como la de la novia, decidieron hacer un teatrillo al más puro estilo de las comedias románticas: se «conocerían» en un encuentro oficial con ambas familias delante, como si fuera un matrimonio concertado. La pareja pasaría unos diez minutos a solas, para ver si había química. Los padres hablarían de las condiciones del compromiso. Y ellos aceptarían casarse como si no se hubieran visto antes en la vida.
Y así lo hicieron. Todo salió bien; se fijó la fecha de la boda y todo el mundo estuvo contento con el resultado. No he vuelto a ver a Neha, ya que su boda era en otra ciudad a la que se mudó en los meses posteriores al compromiso, así que no sé qué tal salió todo. De todas formas, yo me pregunto cuánto tiempo tardará la familia en descubrir que en realidad eran pareja antes. Porque estas cosas siempre se acaban sabiendo.
En fin, esta anécdota es un ejemplo claro de cómo la sociedad india ve con malos ojos, aún hoy en día, los matrimonios por amor. Igual que nosotros vemos mal los concertados. Lo que tiene la perspectiva.
Autor de la fotografía: Yogita [CC BY 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)]