Si hace un par de semanas leísteis la entrada sobre el lago de Bellandur en llamas y seguisteis el enlace a las noticias, quizás os sorprendiera la imagen: un recuadro pequeñito en el que se le veía la cabeza y el torso a la presentadora, y el resto de la pantalla lleno de cartelitos. Según lo ves te parece un anuncio de la Teletienda. O al menos esa fue mi primera impresión.
Pues son las noticias. Sí, en el tiempo que he estado en la India, nunca he visto un noticiario que no estuviera plagadito de avisos por todos lados, con colores llamativos, letras enormes, hashtags… Para ser sincera, a mí me parece agobiante. Te están bombardeando con tanta información que te satura. Y a mí más, claro, que estoy, a la vez, intentando entender lo que dice la reportera o el reportero en hindi.
Sí, las noticias son así. Colores, gritos… Un Sálvame de política. Y cuando tienen que cubrir sucesos, tampoco creáis que se quedan atrás. Me quedó muy claro el año pasado, cuando murió Sridevi. Esta era una de las actrices más queridas y conocidas de Bollywood de los ochenta y noventa, y cuando saltó la noticia de que se había ahogado en la bañera de su hotel, los periodistas comenzaron a especular. Que si pastillas, que si alcohol, que si la anterior esposa de su marido también había muerto en extrañas circunstancias (en realidad tenía cáncer y murió años después de que se separaran, pero que nada te arruine una buena especulación)… Algo digno de nuestros programas más amarillistas.
La India estaba en shock. Sridevi se había ido y «la nación quería saber», como dice Arnab Goswami, el famoso presentador indio. Y no se les ocurrió otra cosa que hacer los montajes que veis en la foto de aquí abajo. Dan vergüenza. Tranquilos, gran parte de la población del país sintió lo mismo y corrieron ríos de tinta criticando su actitud. Aún queda esperanza para las noticias en la India. Quiero pensar que debe de quedarnos alguna esperanza a nosotros también.