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Han pasado muchas semanas desde la última vez que os hablé de las bodas indias, y eso no puede ser. Hoy os traigo invitaciones de boda, que dan para una entrada ellas solitas.

La primera vez que vi una invitación de boda me quedé con la boca abierta. Era un sobre enorme, rectangular, entre un A5 y A4, para que os hagáis una idea. Era de un azul brillante que casi hacía daño a los ojos y tenía piedrecitas pegadas en una esquina y todo. Era de lo menos discreta y elegante, en mi opinión.

Dentro de este sobre había un tríptico de cartón no muy grueso, del mismo azul que el exterior, en el que aparecían los nombres de los padres del novio y de la novia, de los novios, claro, y la información sobre los diferentes eventos, con fechas y lugares, que conformarían la boda (una noche de baile, una recepción y la ceremonia en sí). Era una boda de solo dos días, lo mínimo en la India.

Eso sí, no habían escatimado con las invitaciones. Por muy feas que a mí me parecieran, cada una de ellas le habría costado a la familia del novio aproximadamente unas 500 rupias (unos seis o siete euros). Teniendo en cuenta la cantidad de gente que asiste a estas bodas, entre 500 y 1500 personas en la mayoría de los casos, el precio es considerable.

Pero, claro, es una señal de estatus, ¿no? De hecho, las invitaciones para la boda de Isha Ambani (hija del hombre más rico de la India) con Anand Piramal (hijo de otro de los indios más ricos) se cree que costaban unos 3 lakhs (300 000 rupias, equivalente a unos 3 700 €) cada una. Podéis verla aquí debajo.

 

 

Aunque os haya descrito una invitación muy fea, las he visto, para ser sincera, menos caras a la vez que más elegantes. Y aunque no sean excesivamente baratas, lo bueno es que cada familia solo paga las invitaciones de sus invitados, y no las de la otra familia. Así te evitas el conflicto de «¿Por qué tengo yo que pagar por 900 invitaciones si mi familia solo tiene 350 invitados?», por ejemplo. Aunque seguro que la carga estaría en la familia de la novia, pero eso es otra historia.

Otra cosa curiosa que ocurre, hasta donde yo sé, sobre todo en el sur de la India, es que en la invitación de boda se incluyen los estudios de cada uno de los novios. Si se ha conseguido un título universitario, hay que decirlo. Lo de las apariencias en India, ya sabéis. Y no solo de los novios; a veces se incluyen también los títulos de sus hermanos y hermanas o de cualquiera que haya pasado por la universidad.

Lo bueno de que los tiempos cambien es que los novios hoy en día pueden ahorrarse unos buenos miles de rupias si, en lugar de invitar a todo el mundo del modo tradicional, reservan las invitaciones tradicionales para familiares y allegados en general más mayores, y le envían al resto una e-invitación por email o por WhatsApp. Ese formato no hace que pierda validez. He recibido este tipo de invitación para las últimas cuatro bodas, la verdad.

Además, su formato es más amable y, aunque algunos optan por un diseño tradicional, otros se decantan por hacer algo divertido. Por ejemplo, para la boda de un piloto, la invitación puede tener el formato de una tarjeta de embarque. Las hay de muchos tipos: que parecen una entrada para un concierto, una tarjeta de crédito o ¡incluso una tableta de chocolate!

 

Autor de la fotografía: Yogita [CC BY 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)]

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