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Hoy, a las 8 de la tarde, Narendra Modi, el primer ministro de la India, va a dar un discurso televisado para toda la nación sobre cómo se va a afrontar la crisis del coronavirus. Y esto me ha recordado a aquel 8 de noviembre de 2016, cuando nos informó a todos de la desmonetización que tendría lugar a partir de las 12 de esa misma noche.

En la India hay muchísima economía sumergida. De verdad. Un estudio de 2003 calculaba que en el 97-98 era del 23 % y cada año aumentaba más y más. Durante los meses anteriores a la desmonetización, se produjo una campaña en todo el país que animaba a la gente a declarar el dinero que tenía en negro. Tenían hasta el 30 de septiembre, y no era gratis; llevaba asociado un impuesto del 45 %. Era una amnistía fiscal, porque no podrían ser llevados a juicio tras la declaración, pero no era gratis. Se recuperaron unos 65 250 crores (que en su momento equivalía a más de 850 millones de euros).

Bueno, pues como os decía, el 8 de noviembre, a las 8 de la noche, el señor Modi apareció en televisión e informó al país de que a partir del día siguiente los billetes de 500 y 1000 rupias perdían su valor. No podían utilizarse para comprar. Por supuesto, se podían llevar al banco a que te cambiaran ese dinero sin valor por los nuevos billetes que había estado imprimiendo, tanto de 100 rupias, como de 500 y del nuevísimo, inexistente hasta entonces, de 2000. Y también podían seguirse utilizando los billetes de 10, 20, 50 y 100 rupias y las monedas, por supuesto.

Los que no habían declarado el dinero en negro, ahora tenían dos opciones: perder su dinero, o declararlo, pero con nuevas condiciones. En realidad, se les daba otra oportunidad de declarar con un impuesto del 50 % o, si les pillaban, perderían un 85 % de su dinero.

Por supuesto, esto era un problema para gente con ingentes cantidades de dinero negro. Cualquier suma de menos de 2 lakhs (200 000 rupias, más de 2500 euros en el momento) podía ingresarse en una cuenta bancaria sin más problema. Eso sí, ya entraba a formar parte del sistema y el gobierno podría tener más control sobre el dinero.

Los billetes sin valor podían cambiarse en cualquier banco hasta que terminara el año, e incluso se alargó ese plazo un poco más para la gente que estuviera fuera del país en aquel momento. Pero el problema de que 1300 millones de personas necesiten efectivo y cambiar su dinero de golpe es más que evidente, ¿no? Pero de las consecuencias y los problemas que esto trajo os hablaré la semana que viene.

Espero que estéis todes bien y que el confinamiento no esté siendo muy duro con vosotres. Namasté.

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