Hay días como ayer y hoy en los que echo más de menos la India. Hoy si estuviera en la India, quizá tendría que trabajar, ya que es un festivo opcional. Eso quiere decir que en algunas oficinas te dan un número de festivos opcionales (dos o tres, no sé, yo nunca he tenido) y según tu religión, es decir, según qué festividades te parezcan más importantes, tú eliges en cuáles no trabajaras. Por ejemplo, un hindú podría elegir Makar Sankranti, que era ayer (o Uttarayan, que en la actualidad se celebra el mismo día), pero un musulmán preferiría librar en Eid.
Si estuviera en India, vería por la calle, en las terrazas y en los descampados, a niños y adultos volando cometas. Si estuviera en el sur no sería para tanto, pero en el norte, el cielo se llena de estos pájaros de colores. Además, no haría frío. Aquí estoy, sentada delante del ordenador y con los dedos entumecidos. Si estuviera en India, quizá ya necesitara encender el ventilador del techo para no pasar tanto calor en el día que para muchos marca el final del invierno (sí, hoy). Y a lo mejor me refrescaría, al final del día, con una Bira de trigo.
Aunque hay mucho que disfrutar en un día así, también quiero acordarme de las víctimas. Muchos de los pájaros que surcan el cielo despreocupadamente acabarán colgando de un cordel en una muerte horrible. Las cometas cortan, y cada año miles de aves (aunque no hay datos precisos) terminan heridas o muertas en todo el país. Os aseguro que no es agradable mirar por la ventana y ver una paloma enredada y ensangrentada colgando de tu terraza.
En fin, os deseo un feliz Uttarayan a todos. Y suerte a los voluntarios que trabajan para rescatar a las aves antes de que sea tarde.