Al fin parece que los días se van alargando un poco y que no se hace de noche a las seis. Menos mal. Llevo mal que se vaya el sol tan pronto en invierno. También llevo mal que se haga de día tan tarde, sobre todo en verano. Ahora me da pereza levantarme por el frío, así que las ocho no está tan mal.
Y tampoco nos podemos quejar mucho en España. En invierno no se hace de noche a las cuatro como en Reino Unido, que eso sí que da tristeza. Si te levantas un poco tarde, casi ni ves la luz.
En India las horas se distribuyen de otra manera. Lo primero que hay que señalar es que allí no se cambia la hora. Están muy cerca del ecuador, así que hay poca diferencia entre el invierno y el verano. Por eso, entre España e India puede haber tres horas y media de diferencia (en verano), o cuatro y media (en invierno).
Allí se hace de noche entre las seis y las siete durante todo el año. Ya, puede parecernos temprano, pero amanece antes de las siete de la mañana. Eso es lo que más echo de menos. Despertarme temprano y que haya sol. Me cuesta mucho madrugar si no hay luz, aunque sé que tengo más energía cuando madrugo.
En fin, a día de hoy ya anochece aquí a la misma hora que en Bangalore. Los días se irán alargando y habrá que ver lo positivo de eso. Hasta que llegue el verano y no anochezca hasta las nueve y media. ¡Qué tarde! ¿Cómo vas a acostarte o a cenar temprano? Me gustaban mis horarios indios: arriba antes de las siete, desayuno sobre las nueve, comida a la una y cena a las siete. Después de meses en España, aún me cuesta adaptarme a estos horarios de locos.