Como os prometí en esta entrada, hoy vengo con los resultados de las elecciones que han tenido lugar en India en las últimas semanas. Los indios han terminado (o casi) de contar los aproximadamente 600 millones de votos que se han emitido y ya tenemos vencedor.
El BJP, partido conservador, hinduista y liberal en lo económico, ha ganado. Pero no ha ganado y ya. Ha machacado a sus contrincantes. Narendra Modi, que ha sido el primer ministro del país durante cinco años, ha conseguido 303 escaños de los 543. Necesitaba 272 para proclamar la victoria.
Por otro lado, el Congress, el segundo partido más fuerte y liderado por Rahul Gandhi, no ha obtenido más que 52 escaños. Es un fracaso estrepitoso para el que fue el partido en el poder durante décadas de la mano de leyendas como Indira Gandhi o Sonia Gandhi.
Además, cada uno de estos partidos tiene alianzas con otros partidos regionales. Si sumamos esos, Congress sigue saliendo muy mal parado: 353 para BJP y aliados frente a 102 para Congress y aliados. Los otros 87 escaños pertenecen a otros partidos.
¿Y ahora qué? Pues Narendra Modi tendrá su segundo mandato. Por un lado, sus votantes tienen muchas esperanzas en que traiga la recuperación económica, sobre todo teniendo en cuenta que la tasa de desempleo actual es muy alta. Otros esperan que, al menos, su gestión no sea devastadora tanto para el medio ambiente como para otras religiones. Minorías no hindúes del país se sienten amenazadas con Modi en el poder.
¿Y Rahul Gandhi? Después de perder a lo grande dos veces consecutivas contra Modi, muchos consideran que es hora de que Congress busque un nuevo líder. Ser un Gandhi no ha sido suficiente para Rahul. El presidente de este partido en Uttar Pradesh ya ha dimitido por el terrible resultado, y hay quien se pregunta por qué no lo ha hecho aún su líder nacional.
La suerte está echada en la India. Ahora tendremos que esperar para ver cómo afecta al país y, sobre todo, a su gente esta nueva victoria de Modi. Y también si tiene algún otro truco en la manga con el que sorprendernos, como la desmonetización del 2016, de la que ya os hablaré.