Muchos tenéis la imagen de la India como un país místico: «espiritualidad», «descubrimiento personal», «viaje interior»… Sí, mucha gente ve eso, y es cierto que existe, pero esa no fue tanto mi experiencia. Aun así, hoy voy a hablaros de un par de «milagros».
Las rocas en la superficie
Por un lado tenemos las piedras flotantes de Rameswaram (en este vídeo, por ejemplo). Allí pude verlas, en un templo, y hasta empujarlas al fondo y observar cómo volvían a la superficie. Un hombre de allí me contó que eran las piedras que el dios Hánuman, un mono del estilo de los del planeta de los simios, pero que además puede volar, había utilizado para crear un puente entre Rameswaram y Sri Lanka. El dios Ram lo necesitaba para cruzar y así salvar a su mujer, Sita, que estaba secuestrada por el demonio Ravana.
Bueno, la ciencia es algo menos espiritual que esta historia. Se trata, en realidad, de rocas volcánicas o pumitas, las cuales tienen muy poca densidad y flotan. Bueno, yo no le dije nada a aquel hombre; tampoco es cuestión de ir haciendo enemigos, pero es verdad que esas piedras molan un montón.
El fuego en el agua
El otro «milagro» del que os quiero hablar es el del lago que arde. ¿Pero cómo va a arder un lago, si es agua? Bueno, os presento al lago de Bellandur, en la ciudad de Bangalore (Bengaluru en la lengua local). El estado de Karnataka, donde se encuentra, tiene fama en la India de ser uno de los más corruptos del país. Y esto es importante para nuestra historia.
Si pasáis cerca del barrio conocido también como Bellandur, vais a percibir un olor especial. Nauseabundo. De verdad, da asquito. Y este proviene del lago. El lago está rodeado de plantaciones que se riegan con esa agua y de viviendas cuyas familias tienen que vivir día sí día también con esos olores y con el peligro de contraer enfermedades vinculadas al agua.
En enero de 2018 la noticia saltó a los periódicos: el lago de Bellandur estaba ardiendo. Y no, no tiene nada de místico. Es que el lago está tan tan tan contaminado que arde. Las fábricas realizan sus vertidos allí, pagando un pequeño soborno a los policías o políticos de la zona, o las irrisorias multas que se les imponen. Y les sale más barato que tratar sus residuos. Por eso este lago siempre está cubierto de espuma, y cuando sopla el viento y vas por allí en moto es como conducir entre la nieve. ¿No es encantador?
Pensaréis que, cuando la situación llega a tal punto, se pondrán manos a la obra para solucionarlo, ¿no? Pues resulta que este lago ya había ardido en el 2015 y en el 2017. Así que no. Aquí podéis ver la noticia, en inglés.
El auténtico milagro en la India será cuando se tomen un poco más en serio los problemas medioambientales. Aunque este no es el caso, es curioso que a veces los festivales tienen demasiado que ver con la contaminación; si recordáis, ya os hablé de Ganesh Chaturthi y las esculturas que van al río y de los petardos en Diwali.
Perdón por la entrada sarcástica de hoy; pero no voy a contaros solo cosas bonitas de la India, ¿no? Una de cal y otra de arena o, en este caso, una de piedra y otra de fuego.
Foto: el lago de Bellandur cubierto de espuma. La foto es de este artículo.